Han pasado cerca de 7 años desde que Beck publicó "Modern Guilt". Y aunque parece una eternidad, nunca hemos dejado de tener noticias por parte de él, ya que si no es por medio de su faceta como productor, también ha dado de qué hablar por medio de los soundtracks que ha realizado para videojuegos, así como esos momentos en los que decide experimentar un poco más con su impulso electrónico al momento de crear remixes para Philip Glass y JJ DOOM. Beck nunca ha estado ausente, e incluso "Morning Phase" no es un álbum que se pueda tomar como un 'regreso' en sí, ya que durante estos años también ha llegado a publicar pequeñas grabaciones que al final del día, se sienten como un simple ejercicio para liberar la tensión y volver a entrar en calor para volver a ensamblar varias de sus mejores composiciones, sin importar que muchas de ellas no tengan tanto sentido si se les presta mucha atención. Pero a Beck le gusta experimentar, no importa cómo lo haga, constantemente está en busca de nuevas formas que eventualmente pueda explotar en futuras producciones, ya sea pasando por la música electrónica, el folk, el country, o hasta la frenética formula que utilizó para la creación del clásico "Odelay", este compositor siempre encuentra la manera de seguir demostrando sus impecables habilidades musicales. Y aunque "Morning Phase" está muy lejos de ser su mejor disco, es un álbum que da cátedra de la clase y la elegancia que se le puede dar a una canción con tan sólo utilizar los elementos básicos de la música, sin siquiera recurrir a los tonos eléctricos que en el pasado también han servido para el nacimiento de las mejores joyas de Beck. En el disco hay canciones como “Morning” en donde las líneas de piano parecen tener un lindo destello de luz que se encarga de iluminar todo el camino por el cual van desfilando las finas armonías de
"Heart Is A Drum" y "Blue Moon". A veces la mayoría de los arreglos en este disco tienen una forma cristalina que se hace adictiva, pero no en un modo enfermo o que genere algún tipo de ansiedad si se está alejado de ellos, sino que ese tono cristalino tiene la virtud de proyectar nuestra silueta para hacer de "Morning Phase" una experiencia intima, en la que nuestro pensamiento y el de él caminen de la mano por debajo de un atardecer de verano mientras suena "Wave". Una de las cosas que siempre ha hecho de cada composición de Beck algo maravilloso, es la manera en la que logra crear momentos de plena intimidad, en donde sólo existen dos personas en un mismo entorno contemplando el calor y la paz que escurre segundo a segundo como si se tratara de una enorme catarata. Tal vez eso se debe a que su padre ha contribuido con algunos arreglos en el disco, así como lo hizo en el pasado con su brillante "Sea Change", así que no debe de extrañarnos si de vez en cuando se llega a manifestar en "Morning Phase" el mismo sentimiento que hizo levitar su corazón roto en 2002. Y aunque la mayoría de las canciones en el disco están diseñadas para decir adiós como la misma "Say Goodbye" y "
"Don't Let It Go", la realidad es que Beck no tiene pensado despedirse de nosotros en un futuro cercano (ni en uno lejano), ya que con esta producción ha dejado muy en claro que se encuentra en el mejor momento de su carrera debido a que en esta ocasión podemos tener acceso a un Beck feliz, de familia, satisfecho, maduro, a gusto, confiado; un Beck cuya voz suena mejor que nunca, uno que con el paso del tiempo ha logrado dominar una canción sumamente sencilla para convertirla en un ejercicio de meditación que se quede guardada en su corazón. "Morning Phase" es un álbum simple y acogedor, no hay nada complejo en él; es un exquisito ejercicio para masajear nuestros oídos y prepararnos para el segundo álbum que tiene contemplado publicar este mismo año.
Beck: Website / Twitter / Facebook
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