Arcade Fire siempre ha tenido que lidiar con la muerte. No es fácil, pero desde "Funeral" la banda ha venido transmitiendo un sentimiento que ninguna otra banda ha logrado transmitir con tan sólo un par de melodías que no se van quedando atrapadas en la claustrofobia de una tristeza, sino que en lugar de eso se van transformando en un mar compuesto de bellezas marinas que cantan al compaz de las fuertes oleadas bajo el atardecer. Arcade Fire es especial, es un nombre que desde el primer momento fue adquiriendo respeto, amor, cariño, empatía, y a lo largo de cada uno de sus discos han sido capaces de darle vida a una imagen única en la cual sus pérdidas humanas los han impulsado a querer ser más y más fuertes en este mundo; lo han logrado, y a un precio bastante considerable. Mientras que "Funeral" sirvió como un escape para poder gritar el dolor que se fue apoderando de sus corazones, "Neon Bible" fue una obra compuesta para purificar su alma tomando como refugio una iglesia que decidieron convertir en su propio estudio de grabación, mientras que con "The Suburbs" la banda fue creando las bases para narrar historias de vida, historias con las que cualquier ser humano se pueda sentir identificado; "The Suburbs" fue tan sólo el punto de partida que ahora los ha llevado a crear una celebración en vida antes de llegar a la muerte. Pero "Reflektor" no es un disco que esté tan alejado del inframundo, la banda ha recurrido a la relación de Orpheus y Euridice, cuya historia de amor terminó en una tragedia en la cual varias de estas canciones han encontrado un fuerte apego para lograr transmitir el sentimiento devastador de verse involucrado en una muerte amorosa de forma literal, y partiendo de ahí han ensamblado una serie de arreglos que con el paso de los minutos se van mostrando en su forma más pura y bella. Hay momentos realmente inspiradores, así como los hubo en sus discos pasados, pero me temo que en esta ocasión hay piezas que no cuentan con el poderío suficiente como "Here Comes The Night Time". Seguro, hay una mayor consistencia en ella en comparación a cualquier otra cosa que haya hecho Arcade Fire en el pasado, e incluso se puede tomar como el himno más grande para la celebración de un espíritu que va flotando hacia el cielo, pero por más impecable que sea la sección rítmica de la canción, no cuenta con ese ingrediente especial que ha hecho que cualquier tono que venga de las manos de ellos se sienta simplemente perfecto. Win Butler es un tipo carismático que no solamente usa esa virtud para crear una conexión palpable con la audiencia durante sus presentaciones en vivo, sino que inteligentemente también ha llevado esa característica al estudio de grabación para transmitirla con sus compañeros, y de este modo los minutos de diversión en el disco viajan a través de los oídos de un modo muy honesto. Digamos que después de la melancolía en la que se iban encerrando algunas de sus mejores canciones, Arcade Fire ha dado un gran paso debido a que en esta ocasión parecen estar divirtiéndose por primera vez en su vida. "We Exist" porta con una hermosa línea de synth que de forma directa parece revivir a "Billie Jean", pero la parte notable en una canción de Arcade Fire siempre estará quedando en evidencia a la hora de llegar a los coros. Regine y Win siguen sonando más enamorados, y aunque no es una forma de hacer mención de su evidente relación, es muy gratificante poder escuchar un disco en el que exista una pasión genuina en un juego vocal que por lo regular encuentra bastantes limitantes para poder congeniar, pero con ellos pasa algo completamente diferente, algo que los hace especiales, algo que hace de "Reflektor" algo sumamente épico sin siquiera escuchar la aparición de David Bowie. Pero, así como Win muestra una gran actitud, también es un tipo al que le gusta jugar con absolutamente todo, ya que a lo largo del disco va narrando mentiras, va entrando en contradicciones, va creando rompecabezas que difícilmente se pueden armar con tan sólo escuchar el fascinante dub a la The Shadows de "Flashtub Eyes". Más que notar una especie de reinvención en su estilo de composición, me parece que con este disco únicamente han venido a fortalecer la idea de que son los músicos más importantes que existen en la actualidad, ya que no hay que centrarnos nada más en las dos partes más importantes del ensamble, sino que por ahí hay que hacer una mención muy especial del trabajo que ha hecho Sarah Neufeld en varias de las canciones, quien de forma inicial me aterraba un poco debido a que estaba ausente de las tomas con las que se fue promocionando "Reflektor", así como el hecho de que decidiera lanzar su propio álbum en solitario este mismo año con Constellation Records. Por fortuna, su aportación en este disco es evidente, y aunque no hay ratos en donde su violín se escuche con la misma magnitud de "Ocean Of Noise" (varios de esos tonos aparecen en "Hero Brother") es bueno poder escuchar que ha encontrado un cálido refugio en el maravilloso sax de Colin Stetson para darle un toque de romance a los minutos finales de "Porno". Esta canción tiene un sentimiento indescifrable, ya que se hace presente en la parte más hermosa del disco, esa en donde el primer CD llega a su fin, y da inicio con la genuina delicadeza de "Awful Sound (Oh Eurydice)". No hace falta adentrarse tanto en la historia que hubo entre Orpheus y Eurydice para darse cuenta de que esa canción es una simple carta de amor que te dirige a su inevitable muerte; hay un sentimiento, y cualquier canción que tenga un sentimiento siempre tendrá el poder de influir directamente en tu estado de ánimo. Arcade Fire sabe de eso, y aunque en la primera parte de esta producción esa característica estuvo un poco ausente, en la segunda parte nos vuelven a demostrar que aún saben hacer eso, y lo están haciendo de maravilla. Después del hermoso coro con el que va agonizando "Awful Sound", es momento de escuchar a Regine en su mejor forma con una tremenda base de bajo en "It's Never Over (Oh Orpheus)". Verán, en la reseña de Yamantaka // Sonic Titan hacia mención de lo increíble que resulta escuchar un disco bien logrado cuando está basado en algún tipo de mitología que sirva para mantener a flote nuestro recorrido de principio a fin, y ahora podemos agregar a "Reflektor" en esa categoría, ya que dentro de su propio estilo y pensamiento han logrado llevarnos cuidadosamente hasta el delicado final del disco con "Supersymmetry", sin antes pasar por los hermosos coros de "Afterlife". Tal vez escuchándolo en un día común sin prestarle tanta atención no piensen que algo realmente serio está pasando por sus oídos, pero este es un disco que va generando una reflexión de aprendizaje, es como tomar un curso para aprender sobre nuevos mitos en el cual la clase se va desarrollando de un modo que quisieras que fuera interminable; ojalá Arcade Fire fuera interminable, aunque a estas alturas del partido, estamos hablando de una banda que después de la muerte seguirá viviendo por siempre.
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