Hay muchas formas de tratar de describir el significado de una pieza de arte, pero pocas de ellas suelen acercarse plenamente a lo que esas creaciones tratan de transmitir desde su concepción. A veces, solamente basta con estar parado frente a una pieza para contemplar de forma natural su poderio físico sin tratar de exclamar una palabra, y algo así es lo que constantemente va ocurriendo con el arte de la musica al explorar terrenos angelicales que dificilmente pueden ser descritos con palabras. Un sonido puede marcar la diferencia a la hora de sentir, ya que al momento de dejarse llevar por pequeños escapes de sonidos nuestro cuerpo va cambiando constantemente de temperatura para ajustarse a los caprichos sonoros que van estimulando nuestro pensamiento. Incluso con todo esto que estoy escribiendo, sé que no llegaré a plasmar los verdaderos sentimientos que me fue provocando "Nepenthe" desde su primer minuto, ya que tratar de describir el universo espiritual de Julianna Barwick puede ser un tanto innecesario. Estas canciones tienen su propia alma, su propio pensamiento, su propia temperatura corporal; estas composiciones no nada más se van quedando en pequeños archivos de sonido, son entes físicas que han venido a manifestarse en nuestro mundo en forma de esculturas auditivas para que podamos contemplarlas bajo un clima helado, en donde los conmovedores coros puedan viajar con el mayor confort posible. La parte fascinante de este álbum, es que las composiciones de Julianna Barwick no necesitan de una letra en realidad, y esto se debe a las impecables armonías que fueron ensamblando los múltiples colaboradores que reclutó para la creación de esta producción, la cual de algún modo se puede decir que es su opera prima en términos instrumentales contando con una banda completa, ya que originalmente esta chica solía componer sus canciones con un par de pedales que iban proyectando una serie de drones ambientales que le fueron dando vida a sus dos primeros álbumes. Pero en "Nepenthe" hay algo más que drones y pedales que van ocultando impecablemente los tonos convencionales de una guitarra: los coros al mando de Amiina (colaboradoras de Sigur Rós) hacen que el disco se vaya convirtiendo en un recorrido imponente que desde "Offing" va robándonos el aliento, sin mencionar que una de las partes de Múm se encargó de complementar los prólongados loops de ambient que existen en piezas como "Look Into Your Own Mind". Pocos discos son capaces de transmitir la belleza emocional con la que son compuestos, y afortunadamente Julianna Barwick ha sido capaz de reunir las sensaciones que la hacian llorar cuando se ponía a cantar a solas a una edad temprana, para con ello transmitir un cautivante calor a través de "Harbinger". Puede que existan personas escépticas en cualquier manifestación de arte, pero definitivamente este álbum es uno de esos que puede venir a cambiar la perspectiva que tienen hasta de su propia existencia. Hay algo extremadamente puro en cada canción, y aunque en cada momento existen diversos cánticos que únicamente se van moviendo a través de 'ahhhh' y 'ohhhh', hay canciones como "One Half" en donde la voz de Julianna Barwick va saliendo de la nube por la que vamos viajando, para seguir creando un momento de impresionismo sonoro con el que podemos pensar en la existencia de ángeles. No sé, tal vez a éste tipo de ángeles son a los que Nick Cave le estaría pidiendo que vayan alumbrando el camino de su amada en "Into My Arms" mientras va sonando la envolvente "Adventurer Of The Family". Ahora, al final del día no importa mucho lo que yo tenga que decir sobre "Nepenthe", éste es un álbum que cada persona debe de vivir por su propia cuenta, ya que su innegable belleza tendrá un efecto único en cada una de sus mentes. Lo que sí, es que al hablar de esta continuación de "The Magic Place", también estamos hablando del mejor trabajo de Julianna Barwick hasta el momento.
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